La sinagoga en la época de Jesús

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LA SINAGOGA
La sinagoga es el centro de la comunidad judía: un lugar de oración, estudio y educación, trabajo de bienestar social, caridad, así como un centro social.

El término hebreo es Beit Knéset (literalmente casa de asamblea), del griego “sinagoga” lugar de reunión, literalmente reunirse juntos.

Algunos judíos usan la palabra “templo” porque consideran que su lugar de reunión es un equivalente o reemplazo del templo. En la literatura rabínica, a veces se hace referencia a la sinagoga como el Mikdash Meat, “pequeño templo”.

Las sinagogas comenzaron a aparecer después del exilio de Babilonia, debido al temor entre los líderes del pueblo de que sin el Templo el pueblo olvidaría su judaísmo. Durante el período del Segundo Templo, funcionaban sinagogas en diferentes lugares de Israel y de la Diáspora. El Talmud de Jerusalén afirma que antes de la destrucción del Segundo Templo, había 480 sinagogas en Jerusalén. Sin embargo, no hay evidencia escrita u otra evidencia de que se realizaran oraciones en las sinagogas en aquellos días.

Después de la destrucción del Segundo Templo, la importancia de la sinagoga aumentó, ya que se empezaron a estructurar las plegarias de la comunidad. La oración vendría a ser un sustituto a los sacrificios en el templo. Durante el período bizantino, la sinagoga amplio sus propósitos activando en asuntos públicos como ayuda mutua y caridad, y como centro para el estudio de la Torá.

Historia y Arqueología

Hasta la fecha, se han descubierto alrededor de ciento treinta sinagogas en la Tierra de Israel, siendo que las más antiguas datan del siglo primero antes de la Era Común. Estos hallazgos arqueológicos confirmaron la existencia de sinagogas durante el período del Segundo Templo.

En los vestigios de las antiguas sinagogas, se encontraron magníficos pisos de mosaico, inscripciones dedicatorias en hebreo, arameo y griego, así como decoraciones de símbolos judíos, como la lámpara de siete brazos (Menorá) y el Cuerno ritual (Shofar).

A través de restos arqueológicos se han identificado al menos nueve sinagogas de los días del Templo, incluida la más antigua conocida en la Tierra de Israel que se encuentra cerca de Jericó, en el complejo de palacios de invierno del período hasmoneo. La época de la construcción de la sinagoga se remonta al 50-75 a.e.c.

También son famosas las tres sinagogas de Gamla, Masada y la de fortaleza de Herodión. Según una inscripción descubierta en Jerusalén, en la ciudad de David, Teodotus hijo de Vétanos era el “archi-sinagogo” de una institución que funcionaba como centro comunitario, centro social, lugar para el estudio de la Torá y sus preceptos y albergue para peregrinos.
En 2009, se descubrió otra sinagoga del período del Segundo Templo en la ciudad de Magdala, a orillas del Mar de Galilea.

En los evangelios se menciona 11 veces sinagogas, algunas de las cuales fueron frecuentadas por Jesús como las de Cafarnaúm y Nazaret. Así mismo se mencionan los recorridos de Jesús por ciudades y aldeas donde visitaba sus sinagogas (Marcos 9:35).

Objetos rituales en la sinagoga

El Arca. El nombre deriva de las palabras hebreas Aron Kodesh, que significa “gabinete sagrado”. El Arca es un armario o recesión en la pared, que contiene los Rollos de la Torá. El arca generalmente se coloca contra la pared que mira hacia Jerusalén.

La Bimah. En el centro de la habitación o en el frente se encuentra una plataforma elevada llamado bimah. Los rollos de la Torá se colocan en la bimah cuando se sacan del Aron Kodesh para leerlos. La bimah también es utilizada a veces como podio por la persona que dirige las oraciones de la comunidad.

LA SINAGOGA DE CAFARNAUM

Cafarnaúm era una pequeña ciudad de Galilea ubicada en la costa noroeste del Mar de Galilea. El nombre proviene del hebreo tardío o del arameo K’far-Nahum, “poblado de Nahúm”. Es dudoso que se trate del profeta menor Nahúm.

Aunque no se la menciona en el Antiguo Testamento, se hace referencia a ella 16 veces en los Evangelios. Cafarnaúm está estratégicamente ubicada sobre la “Vía Maris”, el camino que conduce desde Egipto hacia Mesopotamia, y sobre la frontera entre los reinos de Filipo y Herodes Antipas. Jesús hará de esta plaza base para su ministerio, a pesar de que hay otras mayores y más importantes en la región como Magdala y Tiberíades.

La sinagoga de la ciudad es mencionada en el Nuevo Testamento. “Después de venir a Cafarnaúm, (Jesús) ingresó a la sinagoga el sábado y enseñó allí” (Marcos, 1: 21). Alguna vez, cuando regresó a Cafarnaum, curó al criado del centurión, que simpatizaba con los judíos (Mateo 8: 13). Este oficial del ejército romano amaba al pueblo de Israel y había intercedido para la construcción de la sinagoga (Lucas 7:1-10). Jesús realizó un gran milagro cuando resucitó a la única hija de Jairo, que era cabeza (presidente) de la sinagoga (Marcos 5:22, Lucas 8:41).

En 1838 las ruinas de una sinagoga fueron reconocidas sobre Tell Hum por Edward Robinson, quien asumió que “Hum” era una reducción de “Nahúm”. En 1865 Charles Wilson condujo la primera excavación en las que identificó las ruinas como la sinagoga de Cafarnaúm.

Posteriormente, la Custodia Franciscana de Terra Santa adquirió el terreno de beduinos locales. Cercaron entonces la propiedad y cubrieron las ruinas a fin de mantenerlas protegidas hasta que se diera el momento para realizar meticulosas excavaciones arqueológicas.

Por primera vez el lugar sería investigado por los arqueólogos alemanes Kohl y Watzinger en 1905. Entre 1921 y 1926, la sinagoga fue excavada y parcialmente reconstruida por el fray Gaudencio Orphali. Su nombre y obra fueron perpetuados con una inscripción sobre un pilar de la sinagoga.

Después de casi cincuenta años, la Custodia de Tierra Santa reanudó las exploraciones bajo la dirección de los padres Corbo y Loffreda. Ellos dirigieron diecinueve temporadas de excavaciones desde 1968 hasta 1986 y cuatro más entre 2000 y 2003.

Varios hallazgos, pero en particular las monedas encontradas debajo del piso del edificio, indican que la sinagoga no se construyó antes del siglo V. La sinagoga estaba construida casi en su totalidad con bloques blancos de piedra calcárea traídos de canteras lejanas.

La fachada de la sinagoga fue adornada con finos motivos florales, faunísticos y geométricos. Una Menorá (candelabro de siete brazos) tallada sobre un capitel, muestra claramente su origen judío.

El edificio consta de tres partes principales: la sala de oración, el patio occidental y una balaustrada al sur. La sala de oración mide 24,40 m. por 18,65 m. con la cara sur mirando hacia Jerusalén.

Las paredes internas se cubrieron con yeso pintado y finos estucos encontrados durante las excavaciones y sobre las paredes este y oeste hay filas de asientos.

Watzinger, al igual que Orfali, creía que había existido un piso superior reservado para mujeres, al que se accedía mediante una escalera exterior. Esta opinión no fue corroborada por excavaciones posteriores.

Expertos han sugerido que el patio, al este del edificio, podía servir como Beit Midrash o sala de estudio, mientras que otros proponen un fin más social del recinto como salón de fiestas y banquetes.

La antigua sinagoga tiene dos inscripciones, una en griego y otra en arameo, que conmemoran a los benefactores que ayudaron en la construcción del edificio.

Debajo de los cimientos de esta sinagoga se encontraron otros cimientos basálticos y Loffreda sugirió que estos eran los de la sinagoga del siglo I, tal vez la que se menciona en los Evangelios.

Posteriormente se intentó realizar trabajos de excavación más extensos debajo del piso de la sinagoga pero mientras que Loffreda afirmó haber encontrado una superficie pavimentada, otros opinan que se trata del piso empedrado de un mercado.

LA SINAGOGA de MAGDALA

Magdala (arameo: Magdala, hebreo: Migdal, “Torre”) era una ciudad en la costa oeste del Mar de la Galilea localizada a 30 estadios (5.5.kms) al norte de Tiberíades, según el historiador judeo-romano Flavio Josefo, a quien denomina esa ciudad como Tarichaea.

En el Talmud Babilónico es conocida como Magdala Nunya (que en arameo significa “Torre de Pescados”).

La fundación de Magdala, a mediados del siglo s. II a.e.c, coincide con la conquista de la Galilea por el rey Asmoneo Alexander Janeo.

Las construcciones portuarias incluían una gran torre que tal vez le haya dado origen al nombre de la ciudad Magdala: Torre. El puerto, en su mayor apogeo, tenía en total casi 700 metros de muelles.

Tanto el nombre en arameo, Magdala Nunya como en griego Tarichaea, suponen que la actividad relacionada a la salazón de pescado fuese muy importante en la economía de la ciudad.

En una calle excavada fueron halladas evidencias de esta industria y de la producción de garum, una salsa de pescado considerada una exquisitez de la antigüedad. Allí fueron descubiertas también cuatro piscinas para baños rituales de inmersión (“miqvaot”). La ciudad fue abandonada cerca del 70 ec, coincidiendo así con la revuelta de los judíos contra Roma.

Flavio Josefo describe varios episodios de esta guerra que sucedieron en Tarichaea donde los romanos realizaron una tremenda masacre.

Magdala es principalmente conocida por ser considerada el lugar de nacimiento de una de las figuras centrales de los evangelios: María Magdalena.

No hay evidencias arqueológicas de que Jesús haya visitado Magdala, pero es casi seguro que lo hizo. Mateo 9:35 nos dice que “Jesús recorrió todas las ciudades y pueblos, enseñando en sus sinagogas, proclamando las buenas nuevas del reino y sanando todas las enfermedades y dolencias”.

Justamente los restos de una sinagoga de la época romana fueron descubiertos en 2009, durante las excavaciones de rescate realizadas por la Autoridad de Antigüedades de Israel. Es la sinagoga más antigua excavada en Galilea y posee una estructura de tipo basilical con seis columnas que sostenían su techo. Una plataforma elevada recubierta con mosaicos rodeaba la sala principal y las paredes del salón principal de 120 m2 estaban pintadas con frescos de color rojo oscuro, amarillo mostaza y azul y se pueden ver aun en su lugar.

Según los arqueólogos, entre ellos, la Dra. Marcela Zapata-Meza de la Universidad Anahuac, la sinagoga tuvo tres fases de desarrollo:

  1. La construcción del edificio comenzaría a mediados del siglo I a.e.c. Es probable que su primer uso no fuera de carácter religioso.
  2. En una segunda fase, el edificio fue renovado. Entonces pudo haber comenzado a usarse como Beit Knesset: Casa de la Asamblea o Sinagoga. Se encontró bajo la tierra una moneda del año 29 e.c., acuñada en Tiberíades, por lo que esta etapa debe comenzar después de ese año.
  3. La última fase no fue completada, como lo demuestra el mosaico nunca acabado. Una moneda del año 43 e.c. excavada bajo el suelo apisonado muestra que estaba siendo preparado para recubrirlo con un mosaico. En cuanto a su final, la arqueología sugiere que el trabajo fue interrumpido durante la revuelta judía contra Roma alrededor del 67 e.c.

La “Piedra de Magdala”

En el centro de la sinagoga se encontró un gran bloque de piedra, cubierto con elementos decorativos y simbólicos en todos sus lados. El bloque descansa sobre cuatro patas cortas y en el frente tiene una representación que incluye el candelabro de siete brazos (Menorá), flanqueado por dos ánforas. Se cree que esta representación de la Menorá podría haber sido la representación real de un artista que vio en persona ese objeto sagrado en el propio Templo de Jerusalem. En los dos lados de la piedra hay representaciones de las arcadas del atrio del Templo y en la parte trasera de la piedra, dos objetos circulares representan ruedas de seis radios con pequeños triángulos en la parte inferior que simbolizan esquemáticamente llamas de fuego. Esta podría ser una representación del carro divino mencionado por Daniel (Dan 7: 9), así como la visión del carro divino del profeta Eliseo (2 Reyes 2:11). El símbolo fascinante que domina el centro de la parte superior de la Piedra Magdala es una de roseta de seis pétalos que simbolizaría el velo real frente al Lugar Santísimo del Templo. Josefo describe este velo como decorado con flores, quizás con el mismo rosetón. De acuerdo al Evangelio de Mateo, este velo se rasgó al final de la crucifixión (Mateo 27:51).

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