Tomado de: Piñero en el tomo V de Apócrifos del Antiguo Testamento pp. 166-170
- a) Retrato de Job
El autor de este breve escrito nos presenta, como antes indicábamos, un Job distinto del de la Biblia hebrea. Es un personaje que encaja mucho mejor en las descripciones del homo religiosus de las sectas pietistas que en el molde del Job canónico.
El Job del Testamento es un pagano virtuoso, ansioso de encontrar al Dios verdadero (2,4), y que, cuando lo halla, rompe radicalmente con el culto pagano. Lo mismo que Abrahán, Job es un prosélito auténtico.
Rodeado de sufrimientos, consecuencia de su adscripción a la religión verdadera, no cede ante la tentación. A diferencia del Job canónico, el del Testamento es un modelo de sumisión a la voluntad divina. Sus virtudes características -como antes apuntábamos- son la paciencia-resistencia (27,7) y la liberalidad-caridad (9-15), virtud que, en el fondo, no pretende otra cosa que acercar los pobres a Dios. La paciencia no es un fin en sí mismo, sino la prenda que asegura tras la lucha la posesión de la Jerusalén celeste (18,6-8).
El Job del Testamento es un visionario místico. Un ángel (3) le revela la voluntad divina, y, presionado por sus amigos, proclama que su preocupación no son las cosas terrenas, sino las celestiales, en las que tiene puesto su corazón (36,3; 33,2ss). Job es por ello un sabio auténtico. El autor del TestJob hace de su héroe un rey (no así el Texto Masorético), ya sea por seguir una tradición antigua, ya por influencia del ideal estoico que representaba al sabio como rey. Job pertenece al círculo de los místicos judíos, que sitúan en el centro de sus preocupaciones la visión de la merkabá, el carro celeste (gloria de Dios) contemplado por Ezequiel (33,9 y 47,3).
- b) Concepción de Dios y su oponente
El TestJob representa una concepción de Dios que es común, en líneas generales, al Antiguo Testamento y al Nuevo: Dios creador de cielo y tierra (2,4), no aceptador de personas (43,13); justo, verdadero y fuerte (4,11); los ídolos son nada ante él (2,2); Dios es providente (38,8) y Padre (33,9; 33,3 P; 40,2 P, etc.). A diferencia del Job canónico, nuestro apócrifo no se cuestiona en ningún momento la justicia divina ni se debate en dudas sobre ella.
Las ideas sobre el oponente de Dios son similares a las que se encuentran entre los esenios. Satán está sometido rotundamente al poder divino (8,2); su esfera de acción es tanto la tierra como el ámbito celeste (8,1); su reino son las tinieblas, no la luz (43,6). Es un ser espiritual, incorpóreo (27,2), con (grandes poderes (metamorfosis: 6,4; 17,2), y es el enemigo del hombre por excelencia (7; 47,10). Su intención es apartar al ser humano de la divinidad verdadera (17,4) por medio del engaño (3,3; 26,6) y la maquinación o tentación constante (17,1). Sólo tiene poder sobre el cuerpo humano y los bienes terrenos. El alma está libre de él (8,2; 20,3), aunque su acción puede perturbar la marcha de la razón (26,6) o producir un trance inspirado perverso (Elihú bajo el poder de Satán: 43,6).
- c) Escatología
En el TestJob se perfilan las ideas siguientes: el mundo es totalmente efímero e inestable; la permanencia y la estabilidad sólo se encuentran en el cielo; la salvación consiste en percibir esta realidad y obrar en consecuencia; con ello se conseguirá el premio en el cielo. A pesar de todo, no se aprecia en TestJob una actitud ascética o de rechazo pesimista de los bienes de aquí abajo. El mundo tendrá un final catastrófico (33,4), y los «mundanos» (48,2; 49,1) perecerán con él (33,4). El justo vive ya en su vida un preludio de la vida celeste (33,3). Como consecuencia de la justicia divina, el reino de los santos elegidos (33,2; 43,10.14) será eterno (33,9); ellos se sentarán en tronos a la derecha del Padre (33,2-3). Los malvados, por el contrario, perecerán para siempre, víctimas de la ira de Dios (43). El mundo futuro se describe como una tierra santa (33,5) o como la «ciudad celeste» (18,6-8). La tierra santa es, como el paraíso, preexistente y eterna (33,5). A Job se le promete, como premio a su resistencia, la resurrección (4,9). El alma es inmortal e irá a juntarse con Dios tras la muerte, mientras que el cuerpo permanece en la tierra (53,7). En algunos casos es posible, sin embargo, una resurrección corpórea (los primeros hijos de Job: 39,12; a no ser que se trate de un caso especial de rapto al cielo, como el de Henoc).
TESTAMENTO DE JOB Y NUEVO TESTAMENTO
La literatura posterior no ha conservado huellas de influencia directas del TestJob. Por ello revisten un especial interés los posibles contactos entre nuestro escrito y el Nuevo Testamento.
Las coincidencias de vocabulario no son de extrañar ni revisten una significación especial. Tras el progreso en nuestro conocimiento de la koiné, tales coincidencias eran de esperar. Es lógico que escritos de temas religiosos afines, y que utilizan una misma lingua franca, coincidan en ciertas expresiones, que un menor conocimiento de las fuentes calificaba de «raras».
Más importantes son las resonancias temáticas entre textos del Testamento de Job y el Nuevo Testamento en sus diversas obras.
- La carta de Santiago
Es el único escrito del Nuevo Testamento que nombra expresamente a Job (5,11: «habéis oído hablar de la paciencia de Job»). Es éste un rasgo que no corresponde a la imagen del Job canónico, sino a la del Testamento. Igualmente la exhortación a la paciencia de St 5,7 encuentra su trasfondo idóneo en las expresiones de TestJob 27,7. El justo pago del salario al obrero (St 5,4) recuerda a TestJob 12,3-4. Las expresiones de St 1,8-12 (“hombre con doblez de espíritu” / “inconstante”) son como la contrapartida de la descripción del justo Job en los caps. 36-38. Justamente el vocablo apokatástatos = “inconstante” que en el Nuevo Testamento aparece sólo aquí, resuena por dos veces en el cap. 36 (vv. 3-4) del TestJob. En St 1,17 se habla de un Dios en el que no hay “mutación”. El TestJob, en 33,5, habla del mundo futuro como del lugar de la no “mutación”.
Éstos, más otros contactos (compárense St 1,27 y 2,15 con TestJob 9; 10; 11; St 2,1 con TestJob 43,13; St 4,6.10 con TestJob 15,8) nos llevan a la ineludible conclusión de que la carta de Santiago presupone un TestJob que pertenece ya a una tradición espiritual por la que está influida. Tales contactos no pueden ser meramente casuales.
- Apocalipsis
Con este texto se han señalado notables aproximaciones. La contraposición entre pobreza externa y riqueza espiritual de la comunidad de Esmirna (Ap 2,9) recuerda mucho a TestJob 33,2ss. Los ataques que sufre esta comunidad tienen por instigador al diablo (Ap 2,10), al igual que los de Job (17ss). Especialmente, la exhortación de Ap 2,10 («sé fiel hasta la muerte») parece una réplica de lo que Job promete de sí mismo en 5,1: «resistiré hasta la muerte y no retrocederé». Otros contactos podemos hallarlos en Ap 7,2 = TestJob 5,2 (el sello del ángel), la equiparación del diablo con un dragón (Ap 12,9 = TestJob 42,2; 43,8), la descripción de la ciudad celeste y de sus ríos eternos (Ap 21 = TestJob 18; Ap 22,1 = TestJob 33,7).
- Cartas paulinas y deuteropaulinas
En Romanos, Gálatas, 1 y 2 Tesalonicenses y Filemón aparecen resonancias, pero son apenas destacables.
En las restantes hay ya contactos más notables, como en 1 Cor 2,10: «las profundidades del Señor» = TestJob 37,6; o 1 Cor 7,31 = TestJob 33,4 («el mundo entero pasará…») o los fenómenos de glosolalia (1 Cor 14 = TestJob 48-52).
En 2 Cor 4,10 podemos encontrar un reflejo de TestJob 30,5; en 2 Cor 11,14, con las sucesivas metamorfosis de Satán, recuerda TestJob 6; 17; 23.
En la carta a los Efesios, la repetición del concepto “las cosas celestiales” a (1,3.20 ; 2,6; 3,10; 6,12) nos lleva a TestJob 36,3 y 38,5, al igual que los conceptos paralelos de Col 3,2 a TestJob 48,2.
En Flp 2,8ss y TestJob 4,6 se promete a Cristo y a Job un nombre eterno si superan la prueba. La expresión de Flp 3,7 recuerda TestJob 18,7-8. Los contactos de 1 Tim con el TestJob son también dignos de ser notados.
La exhortación de 1 Tim 6,6ss contra la avaricia puede tener como fondo la figura de Job (cf. 6,7 con Job TM 1,21). Job y Timoteo reciben el título de “hombre de Dios” (6,11 = TestJob 53,4). En ambos escritos aparece la vida como una lucha cuyo premio es la vida eterna (6,12 = TestJob 4,4; 18,7; 33,5). En 1 Tim se anima a los ricos a no confiar en las riquezas, sino en el Dios verdadero (TestJob 37,1). Por último, la imagen del buen cristiano presentada en 1 Tim 6,18 corresponde a la figura de Job del Testamento, por contraposición al Job canónico.
- Los Evangelios sinópticos
Estos escritos presentan contactos notables con el TestJob en la concepción de Satán. Para ellos es éste el enemigo por excelencia del ser humano (“El enemigo”: Lc 10,19; Mt 13,39 = TestJob 7,11; 47,10, etc.). El combate contra el «enemigo» se concibe como la pelea entre dos poderosos luchadores (Mt 12,29 par.), al igual que en TestJob 27,3-6. En la estructura del relato de la tentación de Jesús se ha visto un notable parecido con el proceder del diablo respecto a Job. Satán tienta a un Job hambriento, al igual que hace con Jesús. Ambos vencen en la prueba, y al final «el demonio se apartó de mí durante tres años» (TestJob 27, 6 = Le 4,13 par.: «el demonio se apartó de él hasta el momento oportuno»). Igualmente nos parece hallar paralelos en la doctrina sobre el uso y manejo de la riqueza humana (cf. Mt 19,21; Me 10,21; Le 18,22 con TestJob 17,3; o Le 14,21 con TestJob 10-14). Job afirma, como Jesús, que su trono se encuentra a la derecha del Padre (33,3), fórmula que como tal no aparece exactamente en los evangelios, aunque sí muchas análogas. En TestJob 11 encontramos una escena con resonancias de la parábola del siervo inmisericorde (Mt 18,23ss). A Job le suplican sus deudores: «ten paciencia con nosotros a ver cómo podemos devolverte lo tuyo» (cf. Mt 18,26, donde el deudor suplica: «ten paciencia conmigo y te lo devolveré todo»).
- Evangelio de Juan
En este texto Jesús sostiene que su reino no es de este mundo (Jn 18,36), al igual que Job (TestJob 33,3). Ambos personajes responden afirmativamente a la pregunta sobre su realeza (Jn 18,37 = TestJob 29,3.4). El contacto más llamativo se encuentra quizás entre Jn 13,27 y TestJob 7,13. En ambos pasajes se ofrece a Satán (o Judas) un pan y se le dice: «lo que has de hacer, hazlo». También es interesante ·comparar Jn 12,27-31 con la escena de TestJob 19,1-4. La contraposición luz-tiniebla, tan característica del cuarto Evangelio, aparece también en TestJob 43,6.
Si sometemos a un análisis sereno estas resonancias temáticas entre el TestJob y el NT llegaremos a la conclusión de que casi todas se explican por la pertenencia de ambos escritos a un mismo círculo ideológico, es decir, la teología judía del siglo I de nuestra era. Salvo en el caso, quizá, del Evangelio de Juan y, ciertamente, de la carta de Santiago, podemos concluir que los posibles paralelos no bastan estrictamente para establecer una relación de dependencia literaria del Nuevo Testamento con respecto al TestJob, pero sí y absolutamente a una misma teología judía.
Otra cosa es, como ha hecho notar F. Spitta (198ss), que la imagen global de Job, remodelada por la tradición y recogida así en el Testamento, haya influido en los evangelistas para acentuar ciertos rasgos de la imagen de Jesús, asimilándola a la de los «héroes» tradicionales. A pesar de las evidentes disimilitudes entre ambos personajes (por ejemplo, el ·Concepto de realeza mesiánica, ausente en Job, lo mismo que la idea del autosacrificio redentor), las aparentes similitudes (ambos son reyes, am bos situados bajo el poder de Satán; vida dedicada a los pobres; sufrimientos por aceptar la voluntad de Dios, etc.) ayudaron probablemente a la tradición evangélica a precisar los rasgos de la imagen de Jesús. En efecto, la figura de Job tiene ciertos rasgos que lo ponen en contacto con .Sal 22 e Is 52-53, textos de neto contenido mesiánico. El paciente siervo .de Yahvé de Is 53,7 no es el Job canónico, sino el del Testamento (27,7); .el hombre leproso (Is 53,4 = TestJob 20,6), excluido de la ciudad (Is 53,8 = TestJob 27,7), contra el que los reyes mueven sus bocas (Is 52, 15 = TestJob 32-41), el Job desamparado por Dios (Sal 22 = TestJob 24-25), que al final intercede por sus perseguidores (Is 53,12 = TestJob 42,6-8), es como un preludio de la figura de Jesús, Mesías doliente, que .intercede por sus adversarios.