La ruta del incienso y los Nabateos

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La ruta del incienso era uno de los caminos comerciales más desarrollados de la antigüedad que unía la India, a través de la Península Arábiga, el Desierto del Neguev y el puerto de Gaza, con Europa y vía terrestre con Egipto. Por ese camino se comercializaban productos de lujo que tenían, por lo general, un volumen pequeño y un valor grande como perfumes, especias, seda, piedras preciosas, pintura, animales y otros.

Esta ruta fue explotada principalmente por un pueblo llamado Nabateo entre los siglos IV a.e.c. y el siglo II e.c. Los nabateos eran de origen árabe y habitaban las áreas desérticas de la actual Arabia, Jordania e Israel. Tenían una capacidad extraordinaria para sobrevivir las difíciles condiciones del desierto, lo que les otorgaba una gran ventaja con relación a otros pueblos de la región.  Los nabateos sabían dónde encontrar pozos de agua en los inhóspitos e inmensos desiertos y tenían un singular don para el comercio.

Eso permitió a este pueblo nómade o semi-nómade convertirse en un pueblo muy rico, crear un reino muy poderoso y de a poco abandonar ese tipo de vida para dar lugar a lujosas ciudades, creando también una sofisticada red de centros logísticos a lo largo de la Ruta del Incienso que incluía ciudades como Mamshit, Avdat, Shivta y Halutza y que en la actualidad apenas se pueden ver sus ruinas.

La impactante ciudad de Petra servía como capital del reino nabateo. Era su principal centro comercial y logístico desde donde partían todas las caravanas cargadas de mercadería de la más alta calidad y cuyo destino final era la alta sociedad del imperio romano. Además, era un gran centro cultural y religioso donde convergían en él personas de diferentes culturas, convirtiendo a esta ciudad en un centro cosmopolita de gran magnitud.

Los nabateos no dejaron prácticamente nada escrito y lo que sabemos de ellos es gracias a los escritos de cronistas de la época, griegos y romanos principalmente. Uno de los testimonios del siglo 4 a.e.c. nos relata que los primeros nabateos explotaron los minerales del Mar Muerto, principalmente asfalto que era comercializado en Egipto para las tareas de embalsamiento.

Mientras las especias del oriente siguieron pasando a través del reino nabateo, éste floreció. La mayor parte de las mercancías pasaban por el desierto del Neguev y como consecuencia de ello los nabateos crearon en él aldeas y centros logísticos que proporcionaban a las caravanas que partían de Petra alojamiento, bebida, alimentación, etc.

El comercio nabateo decae a finales del siglo I a.e.c. y desaparece totalmente a inicios del siglo II de nuestra era, dando paso al desarrollo de una nueva actividad lucrativa de grandes dimensiones: la agricultura en el desierto.

Si quieres saber más sobre los nabateos y las ciudades construidas en el Desierto del Neguev, cuyas impactantes ruinas se ven hasta el día de hoy, participa del 4 Congreso Internacional de Arqueología Bíblica donde el arqueólogo israelí Pablo Betzer te guiará por la ciudad nabatea de Avdat, en un documental realizado en forma exclusiva exclusivo para ti.

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