El túnel de Ezequías: Tres enigmas

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El túnel de Ezequías (rey de Judá entre los años 726–697 AEC), una de las joyas arquitectónicas de la época bíblica en Jerusalén, fascina a todo a quien recorre sus 533 metros excavados en lo profundo de la roca, caminando en el agua cristalina (en partes llega a la altura de las rodillas o la cintura) que emana del manantial del Guijón, entre las paredes que aún conservan la cobertura de yeso original con la cual las impermeabilizaron en la época de Ezequías. Tres de los puntos más emotivos que encuentra hoy el visitante al túnel son:

1. El manantial del Guijón mismo, lugar donde fueron ungidos los reyes de Judá a partir de Salomón (1Reyes 1:32-35).

2. El lugar donde se encontraron los dos grupos de excavadores del túnel que comenzaron su tarea desde los dos extremos de éste.

3. El sitio donde fue esculpida la inscripción de Siloé a unos seis metros antes del final del túnel. Aún así, hay tres preguntas que continuarán irresueltas para el visitante al finalizar su visita.

Para enunciarlas claramente, volvamos al principio de la historia:

En el año 705 AEC el rey asirio Sargón II, destructor de Samaria y uno de los monarcas más poderosos del imperio asirio, cae muerto en batalla en la zona del Cáucaso y el enemigo arrebata su cadáver.

Terrible presagio que se hizo eco por todo el Oriente Próximo, y clara señal para todos los reinos vasallos de la zona de que ha llegado la hora propicia de romper el yugo asirio.

En este contexto, el rey Ezequías, en alianza con, entre otros, los reyes de Babilonia y Tiro, emprende tremendas obras de fortificación para preparar a Judá, y sobre todo a su capital Jerusalén, de cara al asedio que seguramente vendría después de que el imperio lograra recuperarse.  Estas obras impresionantes cambiaron para siempre la faz de Jerusalén.

El túnel de Ezequías del cual tratamos hoy es sólo una de ellas, y todas fueron realizadas en plazos muy apretados:

el rey Senaquerib, hijo de Sargón II, logra reorganizar rápidamente el reino, en el año 701 AEC llega a Judá al frente del ejército imperial y pone sitio a Jerusalén que cuenta ya con dichas obras finalizadas, y gracias a las cuales los asirios no logran conquistarla.

¿Qué es y por qué se excava el túnel? La fuente de agua de la antigua Jerusalén era el manantial del Guijón, el manantial más potente de toda la zona de las Montañas de Judá, con un rendimiento promedio de unos 1.200 metros cúbicos diarios de agua, de excelente calidad y activo durante todo el año.

Su talón de Aquiles era su ubicación, no dentro de las murallas de la ciudad, sino en la ladera oriental de ésta, a media altura entre la cima montañosa sobre la cual fue construida, y el Valle de Cedrón que constituía la defensa topográfica natural de la ciudad.

Esta situación evidentemente acarreaba un gran peligro: el ejército enemigo que sitiase la ciudad podría fácilmente hacerse con la fuente de agua de la ciudad. Hace poco más de una década, los arqueólogos descubrieron que los jebuseos -que precedieron a los israelitas en Jerusalén- ya habían construído -en el siglo XVIII AEC- una extensión de la muralla de la ciudad para proteger al manantial, extensión que continuó en uso en la época israelita.

Pero esta extensión no fue considerada suficiente por los estrategas de Ezequías. Al fin y al cabo, ahora había que liar con el ejército imperial asirio, el poder bélico más grande y poderoso del mundo con la maquinaria más destructiva y sofisticada para derribar murallas.

Se tomó la decisión de sellar la salida del manantial hacia el Cedrón, y excavar un túnel que desviara y llevara sus aguas murallas adentro, proveyendo así a la ciudad sitiada del líquido indispensable de manera ininterrumpida.

La combinación del túnel mismo, hoy apto para visitar, el relato bíblico (2Reyes 20:20; 2Crónicas 32:3-4,30) y el relato de la inscripción grabada cerca de la salida del túnel conmemorando el proyecto, nos permite reconstruir casi por completo la historia del túnel: en el manantial mismo se realizaron obras de rebaje de la altura de la boca de la emanación.

Dos grupos de picapedreros comenzaron a excavar desde los dos extremos: el manantial y una pileta – “La pileta de Siloé” – excavada especialmente en el sur de la ciudad amurallada.

A juzgar por la angostura del túnel, en la mayor parte de su trayecto al frente de cada grupo trabajó solamente un picapedrero, mientras detrás de él otros en fila desalojaban material y acondicionaban el túnel.

Los dos grupos avanzaron en semicírculos hasta el momento en que, estando a escasos metros unos de otros, enderezaron sus cursos y se encontraron.

El lugar del encuentro puede ser distinguido fácilmente por el visitante, ya que los dos grupos avanzaban con diferentes alturas de techo, y al unirse fue necesario hacer una adaptación de éste.

A juzgar por marcas horizontales en las paredes a lo largo del túnel, los excavadores avanzaban anivelando el piso del túnel de acuerdo a sus cálculos para lograr una adecuada corriente del agua.

Después del encuentro y una pequeña adaptación entre los niveles de las dos partes, el agua comenzó a circular con un declive de 0,6% (33 cm. de diferencia entre los extremos) a lo largo del túnel. Un verdadero logro de ingeniería.

Preguntas que todavía esperan respuestas convincentes:

1. ¿Cómo se guiaron en la profundidad de la roca hasta encontrarse? Durante mucho tiempo la respuesta más aceptada era que los dos grupos siguieron una grieta natural ya existente la cual identificaron con “el arroyo que corre dentro de la tierra” nombrado en 2Crónicas 32:4, la cual ensancharon y adaptaron. La teoría cayó después de que estudios geológicos demostraran que tal grieta no existía, sino que al contrario, las grietas naturales en el lugar corren perpendicularmente a la dirección seguida por los picapedreros. Otra teoría sugiere que fueron guiados por golpes en la roca en la superficie por encima de ellos, algo difícil de aceptar dado que en ciertas partes el túnel está a una profundidad superior a los 50 metros.

También se ha propuesto que la excavación se realizó en forma de dos grandes semicírculos que obligatoriamente habrían de encontrarse en la profundidad, tampoco convincente ya que estos no se encuentran, sino que en un determinado punto enderezan en línea norte-sur hasta encontrarse.

En realidad, la respuesta a ésta pregunta nos la legaron los escribas mismos del reino, pero nuestra incapacidad de comprender un vocablo clave en la inscripción del Siloé, nos impide comprender su explicación:

La inscripción del Siloé, redactada en un hermoso y clarísimo (fuera de la palabra clave) hebreo bíblico, y que probablemente fue copiada del mismísimo Libro de las Crónicas de los Reyes de Judá, reza así

“mientras [enarbolaban los picapedreros sus] picos uno en dirección a otro, y faltando tres codos a per[forar, fue escucha]da la voz de uno llamando al otro porque había una ZDH en la roca en el sur y en el norte”.

Clarísimo: se escucharon los unos a los otros porque había algo llamado en hebreo ZDH (זדה) en la roca, pero ¿qué significa la palabra clave ZDH? No lo sabemos.

No existe en la Biblia ni en ningún otro idioma semita con el cual podríamos compararla. Tal vez un término técnico de ingeniería

 2. ¿Por qué excavaron en forma de S y no en línea recta, lo cual hubiese acortado significativamente la longitud a excavar (320 metros en vez de 533)? El semicírculo superior de la S es explicable, ya que su propósito es profundizarse en la ciudad amurallada, pero ¿cuál es el propósito o la causa del semicírculo inferior que alargó el túnel en más de 100 metros? ¿error de cálculo? Hubo quienes propusieron que los excavadores fueron buscando vetas de roca relativamente menos dura. La teoría se desplomó al comprobar los geólogos que la dureza de la roca no fue tomada en cuenta por los ingenieros que idearon el túnel, ya que éstos prefirieron en varias ocasiones justamente vetas de roca dura. Otra teoría todavía vigente propone que el gran semicírculo del sur fue planeado para evitar excavar debajo de las tumbas de los reyes de la Casa de David, que supuestamente estaban ubicadas en la parte sur de la ciudad.

3. ¿Cómo se abastecieron de oxígeno? A partir de la unión de las dos partes del túnel, una corriente fresca de aire comenzó a circular por el túnel a efectos de la diferencia de presión atmosférica entre sus dos extremos, pero ¿cómo les llegó el oxígeno necesario a los picapedreros adentrados 200 metros en la roca, a sus compañeros trabajando en fila a lo largo del túnel, y a las lámparas que sin duda se usaron a lo largo de éste? En proyectos similares realizados en otros sitios en la antigüedad, p. ej. el Túnel de Eupalino en Samos (Grecia), cada 30 o 50 metros fueron excavados hoyos hasta la superficie que permitían la entrada de aire fresco de la superficie, pero esto no se hizo en el túnel de Ezequías. Para pensarlo.

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